Lo que ocurre con la física y la ciencia en general, es que a uno se le quedan los ojos como huevos de paloma cuando descubre que, con cosas sencillas y cotidianas, se pueden conseguir resultados alucinantes.
Por ejemplo, en uno de mis casos tuve que simular que una moneda se movía sola para atrapar a un ladronzuelo fanfarrón que tenía mucho miedo de los fantasmas. ¿Y cómo lo conseguí, os preguntaréis? Pues muy fácil: recurriendo una vez más a la ciencia.
Antes de explicaros por qué se produce este efecto os voy a decir lo que necesitáis para hacer el experimento.
- Una botella.
- Una moneda.
- Un congelador.
Como veis, es muy fácil. Todo lo que tenéis que hacer es meter la botella en el congelador durante media hora aproximadamente, hasta que esté bien fría.
Sacad la botella y mojad la moneda con un poquito de agua. Ahora, colocad la moneda encima de la botella, en la boquilla por donde sale el líquido, y observad cómo empieza a dar pequeños saltos ella sola.
La explicación no tiene ningún misterio. Lo que ocurre es que, al estar congelada, el aire que tiene en su interior es muy frío. Colocando la moneda encima, lo que hacemos es impedir que entre o salga más aire. Cuando pasan unos segundos, si el ambiente de la habitación en la que estamos es más caliente que la botella, el aire que esta contiene empezará a subir de temperatura. Al hacerlo, aumenta también la presión, lo que provoca que la moneda de pequeños saltos.